Para empezar, os contaremos qué es la henna. La henna es
el nombre árabe que recibe el arbusto Lawsonia Inemis.
Al utilizarlo con fines medicinales se dieron cuenta de que
la henna teñía la piel y no se iba por un largo periodo. Así se descubrió que
se podía usar la henna con fines decorativos.
La sustancia con la que se hacen los tatuajes de henna
proviene de haber secado las hojas de la Lawsonia Inemis y
triturarlas. Con el polvo resultante hacían una mezcla con agua y se generaba
por la tanto la tinta de henna, que podía teñir la piel y el pelo.
Es tradicional su uso en las novias de India, Marruecos,
Mauritania, Egipto y Sudán.
Estos tatuajes no requieren agujas, ya que no penetran en la
epidermis, quiere decir, que no son peligrosos, son temporales y totalmente
indoloros.
Su duración es aproximádamente de 2 o 3 semanas, dependiendo también de cuántas veces tenga contacto con el agua y el jabón.
Su duración es aproximádamente de 2 o 3 semanas, dependiendo también de cuántas veces tenga contacto con el agua y el jabón.
Al realizar el tatuaje es muy importante tener la
zona en la que se ha aplicado la tinta lo más inmóvil o quieto posible y
asegurarse de que la pasta no se corra mientras seca, pues tarda unos minutos
en fijarse en la piel.
El color del tatuaje va a variar según la temperatura de la
piel, así pues cuanto más caliente esté la zona más oscuro será el pigmento.
Hay zonas de nuestro cuerpo en las que la henna penetra con
más rapidez, como la palma de la mano, el tobillo y la planta del pie, en el
resto del cuerpo puede variar.
Para la gente que no se atreva a hacerse un tatuaje
permanente por el dolor o la inseguridad, el tatuaje de henna es el adecuado.
Aquí os dejamos un vídeo para que os hagáis una idea de cómo
se aplica un tatuaje de henna:
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